sábado, 23 de junio de 2018

Plena elegancia, sombra inestable

Nos fuimos sometiendo poco a poco, ya no hubo lugar donde esconderse de la niebla. Se terminaron las formalidades y los sueños irreales de juegos y destinos casuales. Los relojes comenzaron a significar alguna cosa y los deseos y los libros y las pesas. 

Es aterrador, casi sórdido pensar cómo nuestros cuerpos fueron germinando, pero no había flores que llenaran de color este invierno cenagoso y helado. Empezó la lucha contra la báscula, contra el traje, contra la forma de crecer; resultó ser inadecuada. 

Empezaron los besos tímidos y desastrosos y las manos tímidas e inexpertas al acariciar. Los secretos, las heridas, los golpes. Empezamos, tal vez, a ser el proyecto de aquello que un día seremos. 

La sangre, la vida, la quemadura, la gracia. 
Todo a la vez, condensado, como una supernova justo antes de estallar. 
Y, de fondo, plena elegancia con una sombra inestable.

                                  Foto: @Mauragcr

Se anulan

Ella iba sola, ya iba honda, de lo sola, mar era. Mal o soledad no había; y así, rara rosa, con él obra. Nueva ave, un árbol en ocaso, rara ...