domingo, 12 de noviembre de 2017

Dulce transición

Se conocieron en el umbral de la puerta a una habitación que para ella fue desidia y para él infierno, y cuenta la historia que mientras ella intentaba convencerlo de que de las cenizas se renace, él tenía problemas para aceptar que no hay mal que cien años dure. 

Y nunca fue necesaria una condena tan larga para que sus caminos se intercalasen de maneras complejas e intrincadas, sin permitir que se olviden pero tampoco que disfruten del sabor del otro en la boca.

Así que al final, el miedo intentó convencerles de que él siempre vence, de que era una historia de amor, pero claramente, no una con final feliz.
Pero no es ningún secreto que es el tiempo, y no el miedo, quien escribe los finales. 

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