sábado, 10 de octubre de 2020

Me da igual el como

No es el cómo, sino el cuando. El cómo dejó de importar hace mucho. Hace más horas de las debidas que el silencio araña los muros de mi mismo; soy un faro que se tambalea. Hablo pero mi voz no suena; no veo la manera. Te has tatuado en mis entrañas con tinta y con sangre y no habrá manera de borrarte. El veneno corriendo por mis venas, yo preguntándome cómo conseguí ser tan estúpido, cómo me esforcé por ponerme un collar que llevaba tu nombre. El demonio que guardo dentro busca el cielo y no lo alcanza.
No me importa el cómo: ya me he dado por vencido. Ya sé lo que es sufrir tu mirada y ya sé lo que es encontrarse una y otra vez con una pesadilla del rojo intenso, la caída de las pestañas. Me tienes como me quieres: mal, tarde, atropellado, consumiéndome en los rincones de mi mismo. Me convertiré en tierra quemada una vez te marches e incluso cuando no estés tu aliento seguirá acariciándome. No hay forma de escapar.
No importa el cómo. Cuando se propaga el incendio no importa de donde viene el agua que lo ahoga. Rezas por la lluvia, rezas por la tierra, rezas por el rojo, por la ola. No habrá más mañana ni habrá más espera, ni más estrategia: cuando estás al borde de la muerte solo importa el tiempo.
Me da igual cómo lo haga: me da igual cómo me escape, cómo me blinde, cómo me saque los ojos para no verte, cómo vuelva ácida mi piel para que no me toques.
Ya no importa el cómo; hace mucho que no lo hace.
Ya solo espero un cuándo desesperado.
Pero no sé si llegará a tiempo.

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